Humor Kitano

Terremoto en Japón, Gozilla trending topic y el apocalipsis a la vuelta de la esquina nuclear. Y por azares del temblor de las fallas del Pacífico, uno llega a Takeshi Kitano. Este japones es uno de los directores de cine más prestigioso del mundo con obras como ‘Zatoichi’ o ‘Dolls’…

Pues vale. Zzzzzz.

¡Eh, no te me duermas!

Resulta que ahí donde lo ves, director de culto en la alfombra roja de los festivales más prestigiosos de Europa, Kitano es el creador de ‘Humor Amarillo’. Sí, amigo, del programa donde una manada de japoneses recibía hostias como panes de todos los lados. El título original del programa era Takeshi’s Castle, y el señor que salía riendo las desventuras de los concursantes era Kitano. Se moría el Chino Cudeiro, y Kitano disfrazado de señor feudal deshuevándose. Ni director de culto ni pollas en vinagre, pensarás.

Pero es que aún hay más. Takeshi Kitano no solo es un aclamado cineasta y humorista, sino que también es un reputado escritor y artista. Sí, el mismo de Humor Amarillo. Atento. Hablamos de un señor que ha rechazado varias veces la cartera de ministro en el Gobierno japonés. ¿Te imagináis a un humorista de ministro en España? ¡Ni de coña, el humor es de inteligentes!

En 2010, la Fundación Cartier de París dedicó una retrospectiva al arte de Kitano, tal como informó RTVE (de donde están tomadas algunas de las imágenes que ilustran esta entrada). Sí, una exposición en París de obras del mismo que hacía Humor Amarillo. Miles de gafas de pasta están estallando mientras escribo esto. Y es que, colega, el arte, como la vida, no se puede entender sin humor. Amarillo.

Freddy y yo

Cuando atábamos los perros con longaniza, escribí esto para el Jerald. Lo escribí con tanto cariño como si redactara un pasaje de mi vida. Este año se cumplen 20 años de la muerte de Freddy Mercury. En mi casa éramos y somos todavía mucho de Queen. Pero Queen, queridos, no es un grupo de modernos. Así que pocos, poquísimos artistas de la actualidad -salvo Mika- alardean de influencias de la banda británica. Pero, ¡qué cojones! A mi me gusta Queen.

No sé si lo he soñado o es cierto, pero en mi memoria está grabado a fuego que en Televisión Española había un espacio que se llamaba ‘Momentos musicales’ o algo así, en el que durante una época pusieron ‘I want to break free’ como si no hubiera un mañana. Un señor disfrazado de ama de casa… ¡Y con bigote! Aquello era lo más. Y venga vueltas al casete de Queen en el radiocasete de doble pletina. Servidor no lo ponía, que no quería reconocer que aquello le gustaba, pero aquel aparato se sabe de memoria la discografía de Queen.

Supongo que si Freddy Mercury no hubiera muerto, ahora Queen sería como todos los grandes grupos británicos, que cuando se hacen mayores parecen señoras que van a tomar el té (solo hay que mirar a Brian May). Pero Queen no ha pasado a la inmortalidad por la muerte de Freddy, lo ha hecho por sus propios méritos musicales y artísticos . ¿Qué grupo de rock actual podría llenar estadios como lo hacía Queen? Y hablamos de un grupo un tanto rara avis, que no armaba jaleos, cuyos miembros no discutían.

La muerte de Freddy. Cómo me sacudió aquella noticia. Entonces se asoció mucho al sida, y fue un toque de atención a muchas conciencias que miraban para otro lado. Pero para mi, la muerte de Freddy siempre estuvo unida a la dignidad. Vivir a tu manera, morir a tu manera. Y saber que te mueres dejando lo mejor de ti como legado. Freddy sabía que se moría, su físico se estaba degradando de forma acelerada. Y mientras la vida se le escapaba, mientras el cuerpo le decía basta y su entorno no entendía cómo podía soportar aquel último esfuerzo, se empeñó en meterse en el estudio de grabación. Quiso mandar un último mensaje. Para él mismo. Para Brian, Roger y John. Para el mundo. El show debe continuar.