Archive for the 'Ojetadas' Category

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En una plantación de melocotoneros de un pueblo de Aragón, no hace mucho, dos trabajadores iban recolectando la fruta, uno a cada lado de la línea de árboles. Uno, originario de Guinea-Conakri; el otro, nacido sobre la misma tierra que estaba pisando. Para amenizar la tarea, se montaban sus propias tertulias que iban de punta a punta de bancal y de jornada.

– Pues en mi país no hay gays… -dijo el guineano en una de estas-.

– ¿Cómo no va a haber? ¡De eso hay en todos los lados, no vais a ser vosotros diferentes!

– No, no, no…  En Guinea no hay maricones, eso solo es cosa de España y países así.

– Tú di lo que quieras, pero en Guinea hay gays, otra cosa es que no se dejen ver o no los queráis ver.

La discusión duró un rato.

El guineano tenía, en parte, razón. En su país no hay homosexuales. Por lo menos, oficialmente, ya que el ayuntamiento carnal entre personas del mismo sexo es ilegal.

El paisano tenía, en parte, razón.  En todos los lados hay gays y lesbianas, pero… Si en aquel momento, con la sesera recalentada por el sol de mediodía, hubiera hecho un repaso mental de los homosexuales que habitan en su pueblo, el resultado del censo habría sido cero. Están los que se intuyen, se cuchichean, se aceptan tácitamente, pero… ¿Declarados? ¿Salidos del armario? Ninguno.

La homosexualidad es legal es España, el matrimonio y la adopción entre personas del mismo sexo es una realidad – ¡Si lo será que ni el PP se ha atrevido a tocarla!-, incluso no hay serie de televisión ni ‘reality show’ sin su personaje gay. Pero, en muchas pequeñas localidades, esto se sigue viendo como algo que pasa en otros sitios. En Guinea, quizás.

Ese hombre de mediana edad al que jamás se le ha conocido una novia y que, cuando sus compañeros de tajo hablan entre risotadas del culo o las tetas de esta u aquella, sigue la corriente con fingido entusiasmo. Esa eterna soltera que va todos los días a misa y que mira los pósteres de la peluquería con turbación. Atrás dejan una vida vacía y mil que pudieron ser.

Para ellos ya no hay salvación.

¿Para quién la habrá?

Muchos todavía tienen margen para vivir con plenitud conforme a su identidad. Falta en muchas pequeños pueblos un valiente, una osada que rompa la ley del silencio. Sus pasos serán seguidos por otros, y por quienes vengan detrás. Roto el tabú, no habrá tabú. Pero hay que romperlo. Mientras tanto,  lo mismo les daría vivir en Guinea-Conakri que en su pueblo.

 

 

Emprender mucho y fuerte

Esto estaba muerto. Pero, como  en un páramo apocalíptico post-nuclear, la vida se abre de nuevo paso. Son los brotes verdes. No lo digo yo, lo dice un hombre respetable y otro de rostro circunspecto. Así que esto va rodado. Entre pitos y flautas, la crisis ha sido un cuento para asustar a las viejas. Vale que hay viejas que se han mudado al otro barrio por el camino, otras que se han quedado sin atención a la dependencia y otras que no tienen dinero ni para comprarse un par de zapatos. Fue su culpa: vivían con su pensión mínima por encima de sus posibilidades. ¡Venga pagar a los nietos 10 euros los domingos por encima de sus posibilidades! Y cuidado, que los nietos igual se lo gastaban después en droga, porque como los libros se los daban gratis en las escuelas…

Pero la naturaleza es sabia. Ya dijo Darwin, lo de la evolución y tal, que sobrevive el más fuerte. Quien dice el más fuerte dice el más hijo de puta. Eso Darwin, que era un señor, me parece que no puso por escrito. El caso es que igual que la caída de un meteorito se llevó por delante a los dinosaurios, la crisis se ha llevado por delante a los débiles y humildes. Si la teoría del darwinismo se pudiera aplicar a la sociedad tal cual, como algunos pretenden, si la cosa funcionara así, esta crisis debería haber extinguido a los pobres y haber dejado a ese 1% de la humanidad con la pupila en forma de símbolo del dólar como únicos habitantes de la Tierra.

La realidad es que para que haya 1% jodidamente rico hace falta un 99% jodidamente jodido, así que hay que apretar, pero lo justo. En lugar de extinguir a los pobres, la estrategia, siempre es la misma, pasa por dejar que mueran los que no son productivos y que los que viven estén con una mano delante y otra detrás. Apretar, apretar, apretar pero no ahogar. Los muertos todavía no sirven de mano de obra. De momento.

Los humildes son mil veces más dignos que los poderosos, pero de eso tampoco escriben mucho los de la Escuela de Chicago. Ni siquiera los de la Escuela del barrio de Salamanca, cuando les da por escribir o por que les escriban. También es cierto que hay humildes que, por lo que sea (se cayeron de la cuna al nacer, el cura les dio una colleja muy fuerte en la sacristía cuando les pilló robando del cepillo…), viven pensando que pueden prosperar. Que ellos pueden ser el 1%.

La gente se tiene que ganar los garbanzos de algún modo. Todos los días hay que tragarse un poquito los ideales y los sueños para que entre dinero en casa. Los hay que los engullen como el que come pan de la semana pasada; para otros es hidromiel. El sabor dulce que su cerebro cree apreciar no es sino mierda sobre sus papilas gustativas. No les quitemos esa ilusión. También hay afortunados, los menos, que hacen lo que les peta. Bravo por ellos, si no roban ni joden a nadie.

Luego están los emprendedores. No lo que toda la vida ha sido un señor o señora que ha  llevado una mercería, una panadería, una copistería, una agencia de comunicación o un estudio de diseño, aunque ahora se empeñen en llamarlos así. Emprendedores son los que  se han comprado el libro de Steve Jobs, lo han dejado encima de su mesa, han chupado muy fuerte el barniz de un lápiz HB y se han creído lo del «Venga, muchacho, tú puedes ser ese 1%». El cielo nos proteja de ellos.

En el mundo de los ‘entrepreneur’ de pro, el desmantelamiento del Estado es un negocio muy rentable. Externalización de servicios equivale a ser liberal a costa del Estado. Es como ser católico, estar divorciado y querer que el cura de Alcolea te dé la comunión. Todo no puede ser. Pero en el liberalismo para lo mío, sí se puede. Si el negocio les sale y se convierten en ese 1%… ¡Que les importa todo un carajo! Pero, ay como salga mal… ¿Les tendrán que dar una subvención, no? En cualquier caso, que les vaya bien y que tengan salud muchos años, porque la Sanidad estará en manos de emprendedores.

Volviendo al principio, hay que darles la razón a los negacionistas de la crisis. Esto no es una crisis: ha sido un momento de excepcional afloramiento de hijos de puta.

Ilustres fiambres

Con sus luces y sus sombras -la Historia juzga y dicta sentencia-, los grandes hombres de Estado suelen tener, a veces contra su voluntad, otras veces promovidas por ellos mismos, tumbas imponentes. En algunos casos, auténticos monumentos. He aquí unos ejemplos.

Tumba de Abraham Lincoln en el cementerio de Oak Ridge en Springfield (Illinois)

Reposo eterno de Napoleón Bonaparte en Los Inválidos de París.

Tumba de Otto Von Bismarck en su mausoleo en Friedrichsruh

Que en España no tenemos héroes nacionales contemporáneos es bien sabido. No hay ningún personaje que concite unanimidad -más bien al contrario- pero aún así sí se podrían señalar algunas  figuras de Estado decimonónicas. Entre estos prohombres  estaría, sin lugar a dudas, el general Juan Prim, nacido en Reus.

¿Dónde descansan en estos momentos los restos mortales de Prim, promotor de la monarquía parlamentaria de corte europeo en España y asesinado en la calle del Turco de Madrid por mano incierta?

En una puta nevera de Reus.

Lo contó hace unos días Enric Juliana en La Vanguardia. Y aquí la rocambolesca historia de Prim en la nevera.

Y Mathias cogió su avioneta

Mathias Rust cogió una avioneta y la lío parda. Lo leemos en un artículo de Rafael Poch en La Vanguardia, que en su versión papel incluye este párrafo que el digital nos escatima sobre lo que hizo con su vida Mathias después de coger la avioneta:

Por más que el joven intentó adornar con ideales su acción, fue incapaz de dar color a su genial y arriesgada gamberrada. Era un chaval gris e inestable, que se apuntó al hinduismo, al yoga, fue jugador profesional de póquer y ha acabado, dicen, como banquero de inversión de una entidad suiza, una serie, en el fondo, muy coherente. En 1989 hirió a una chica con un cuchillo porque le había dicho que era un fantasma y se había negado a besarle. En un casino caribeño ganó 750.000 euros de golpe. En el 2001 fue multado por robar un jersey en unos grandes almacenes de Hamburgo. Entre tanto, dos matrimonios fracasados. Hoy tiene 44 años.

Esto solo lo arreglamos con Pep Guardiola

Raúl Minchinela vino a Zaragoza el viernes 25 de mayo a hablar de Cultura de la Transición en la Pantera Rossa. No hemos leído el libro -que espera en la mesilla de noche-, pero su presentación sirvió para dejar claro el concepto CT. Aunque Minchinela puso otro vídeo como síntesis de la CT, a mí el que me marcó fue este que sigue.

Vimos muchos iconos de la CT desfilando… Muchos, como Ana Belén y Víctor Manuel, que no han tenido problema es estar durante los últimos 30 años lo mismo a un lado que a otro que en el medio. El concepto CT es «el que se mueve no sale en la foto», que diría el primo Chic citando a Alfonso Guerra.

¿Qué tiene que ver esto con Pep Guardiola? Bueno, pues que Ana Belén y Víctor Manuel son protagonistas de una campaña del Banco Sabadell, que antes protagonizó esa divinidad terrena que encarna lo bueno y deseable en España, el mundo, y por qué no decirlo, el universo, que es Pep Guardiola. Vale que en este vídeo sale también Trueba, pero quien haya pasado por delante de una sucursal del Sabadell ya sabrá a quién tenían puesto en un cartel grande y a quién en uno pequeño y esquinado.

Pep Guardiola, ahora que se retira del fútbol de manera elegante y perfecta, podría ser el superhéroe que nos rescatara de esta crisis que atravesamos. Esto solo lo arreglamos con Pep Guardiola. Pero Pep tiene un pecado original que impedirá que se convierta en el líder salvador, y es ser catalán. La derecha madrileña no perdona esto, y ya se sabe que prefiere que una empresa eléctrica española sea italiana que catalana, así como tiene por mejor que cada ciudadano ponga 500 euros de su bolsillo para salvar un banco que dejar que se fusione con una entidad catalana.

Pep Guardiola tiene otro pecado menor. ¿Haber sido acusado de dopaje? Eso ya nadie lo recuerda. El pecado es haber admirado a Zapatero. Nunca cejilmente, es demasiado listo para eso. La historia es la que sigue, según leemos en portales de noticias chungos que son los únicos que todavía registran esto en la arqueología google. Entre 2006 y 2007, Pep no sabía muy bien qué hacer con su vida y aceptó una propuesta de Mediapro para rodar un documental sobre Zapatero. Una especie de ‘Zapatero íntimo’, este tipo de productos televisivos en los que el entrevistador se mete hasta en el lavabo con el personaje. Se da por hecho, dados los implicados, que era un programa de loa al entonces presidente del gobierno.

Pero el documental nunca llegó a ver la luz, a pesar de que se dice que está acabado. Creemos que oscuros intereses están tras esta ocultación al público. ¿Habría cambiado la historia de España su emisión? Hacer historia ficción puede llevar por muchas líneas alternativas del espacio tiempo, pero nosotros elegimos una.

Si el documental se hubise emitido, en el año 2007, ahora mismo seríamos el país más avanzado de occidente. El pueblo hubiese quedado maravillado, a través de los ojos de Pep, de la bondad y eficacia de Zapatero. El presidente, con un respaldo ciudadano sin precedentes, se sintió fortalecido y decidió a mediados de 2007 meter en su gobierno a Pep como ministro de la presidencia y portavoz del gobierno.

Aunque la crisis económica acechaba, Pep convenció a Zapatero para sanear las cajas y bancos mediante un decreto de nacionalización, que limpió de activos tóxicos todas las entidades -incluida el Sabadell- justo antes de que el estallido de la burbuja inmobiliaria se llevara todo por delante. En realidad, con Pep en el gobierno, no se llegó a producir una debacle económica muy grande, tan solo una ligera recesión que las políticas keynesianas de Pep tardaron poco en solventar.

Por descontado, el problema territorial quedó zanjado gracias a la labor conciliadora de Pep. Apenas un mes después de su incorporación en el gobierno, ETA entregó las armas incondicionalmente y España ganó Eurovisión con una canción en euskera, catalán, gallego, aragonés, asturiano y varias modalidades lingüísticas de los pueblos de estado. La derecha madrileña vio todo esto con buenos ojos, puesto que la retirada de Pep del mundo del fútbol supuso que el Real Madrid ganara la liga, la Champions y la Copa del Rey.

En 2008, Zapatero volvió a ganar las elecciones, pero no con el PSOE, sino con el Partido de la Paz, una escisión del partido socialista liderada por Pep y a la que se sumaron amplios sectores del resto de formaciones políticas. Europa entera quedó rendida a lo que denominaron «el milagro del sur», y España impuso -desde la cordialidad y el talante- sus directrices a los socios comunitarios. Guardiola, ahora vicepresidente primero, logró un amplio apoyo para reformar la Constitución y convertir a España en una República, con la aprobación de la Casa Real. Además, Telecinco desapareció.

Zapatero agotó la legislatura en 2012. Como él mismo reconoció, «de Pep he aprendido que hay que saber retirarse y dejar paso a los mejores». Así que no se presentó a la reelección, y el Partido de la Paz eligió en primarias como candidato a Pep Guardiola, que ganó en las urnas con un apoyo del 80% de los ciudadanos. Poco más de un mes después, recibía el Nobel de la Paz por su decisiva mediación para el fin del conflicto entre Israel y Palestina.

Los más inquietante de todo esto es que Intereconomía ya lo imaginó antes


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